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viernes, 7 de junio de 2019

Madonna se reafirma ante toda forma de opresión con "Dark Ballet", cuyo vídeo es protagonizado por Mykki Blanco




A tan solo una semana restante en la cuenta atrás para la publicación de Madame X, el decimocuarto álbum de estudio de Madonna, la artista estadounidense ha procedido a amenizar aún más dicha espera con la edición de Dark Ballet, segunda pista que conforma su próxima producción discográfica: es, además, el quinto corte anticipado de forma previa al lanzamiento del disco, tras Medellín con Maluma, I Rise, Crave con Swae Lee y Future, con Quavo, respectivamente.

Cabe señalar que el segundo tema componedor del tracklist del Long-Play constituye, de forma estricta y fidedigna, el primer adelanto mostrado del mismo. Específicamente, hay que remontarse al mes de mayo del pasado 2018, a aquella MET Gala en la que la intérprete presentaba un fragmento de una composición inicialmente concebida como Beautiful Game. Con posterioridad, en su deslucida aunque reivindicativa aparición en el festival de Eurovisión, la susodicha incorporaba parte de Dark Ballet a modo de transición entre Like A Prayer y Future


A lo largo de los más de cuatro minutos que la componen, los cuales son más que suficientes para que la pista se tergiverse y se fraccione en piezas diferenciadas, la cantante, de la mano de Mirwais, efectúa un poderoso alegato a favor de la firmeza y la adherencia a las creencias o los postulados ideológicos concebidos como propios. Como metáfora que, de forma temática, permite hacer del corte un alegato político encauzado hacia las injusticias que acaecen en el mundo, Madonna pronuncia un discurso en el que encarna, incluso, a Juana de Arco. El tratamiento vocal configurado en el primer tercio de la pista, así como la intensidad que lo caracteriza, del mismo modo que el instrumental acompañante del monólogo suponen, entre otros, algunos de sus instantes más destacables.

El talante reivindicativo que impregna a Dark Ballet, no obstante, se magnifica a través de su vídeo musical. Sin embargo, la presencia de la compositora es limitada a escasos segundos puesto que, en su lugar, el clip cuenta con la presencia de Mykki Blanco, rapero y activista negro, transgénero y seropositivo que, debido a las diferentes opresiones a las cuales ha hecho frente a lo largo de su periplo vital, entraña la figura idónea para encarnar el papel protagónico a lo largo de escenas que, repletas de iconografía religiosa y de referencias medievales, erigen uno de los discursos políticos más firmes de Madonna en el último siglo.

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